DESDE LA BARRERA LAS COSAS SE VEN MEJOR
Me permito corroborar, por mi estrenada experiencia, que desde la barrera las cosas se ven y critican mucho mejor. Poner faltas es fácil y no cuesta nada. Solo la experiencia y el rigor me imponen ser mesurado en las críticas, consciente de que no hace mucho que era yo el blanco al que dirigirlas. Que es difícil gobernar este pueblo lo habrá aprendido al galope el nuevo Equipo de Gobierno. Si es difícil lidiar con los compromisos y peajes de uno, ha de ser demencial saldar los adquiridos con cuatro. De no repetir mis errores se trata, eso han blandido machaconamente como bandera. De sus actos presentes no se deduce ese cambio y quedan cada día más lejanas y difusas las buenas intenciones.
No hay mucho que criticar todavía, aunque el grano hace granero. Miguel me pide mesura, hemos hablado con la cordialidad y el respeto mutuo de antes. No tengo, por ahora, nada que censurar en el trato que Miguel me ha dispensado en las dos ocasiones en que hemos hablado desde que fue designado Alcalde de Castril.
Miguel es, en mi humilde opinión, un hombre desconfiado en exceso y eso, por desgracia, le impide admitir sin complejos que las cosas no son, ni han sido, tan complicadas como las quieren hacer. No he tenido oportunidad de hablar con el Secretario desde el día que abandoné mi cargo, pero sí he censurado ante el nuevo Alcalde la actitud que este gobierno mantiene hacia uno de los profesionales más solventes, honestos e inteligentes que han pisado el Ayuntamiento. Me refiero (espero que no le incomode) al Secretario del Ayuntamiento, que deduzco, (me gustaría equivocarme), está pagando con el desprecio la fidelidad de estos años. Leal a mí como Alcalde y, con total certeza, leal al regidor recién llegado. Reivindico y defiendo el excelente trabajo que ha desarrollado estos años. Es responsable de todo lo bueno conseguido y una garantía para que nuestro Ayuntamiento funcione mejor. Méritos tendrá para que sus compañeros lo consideren como uno de los mejores y más preparados funcionarios de la Administración Local.
Será una enorme pérdida y una imperdonable torpeza, prescindir de su experiencia, del rigor de su trabajo y consejo legal. Su fidelidad es y ha sido siempre para el Ayuntamiento como institución, no para las personas o partidos. Me duele lo que a él le duela y desde lejos le envío el reconocimiento que, sin duda, merece. Porque lo que no merece, si lo hubiera, es el desaire o el vacío.
No le gustará lo que escribo, creo que no le ayudará mucho. Me disculpo si soy inoportuno y manifiesto mi contrastada opinión, pero no puedo callarme ante una torpeza tan grande y ante tan inmerecido demérito.
No se qué le depara el futuro, quisiera tenerle cerca y no perderlo de vista, pero no albergo duda alguna de que llegará, con prestigio, al destino que se haya marcado.
Mi consejo a Miguel, si lo acepta, es que sepa conservar y mimar lo que hay de bueno, que me culpe y responsabilice a mí de lo malo que haya, que, a lo peor, quizás lo merezco.
Volviendo a la barrera y a la confortable “comodidad” de criticar, critico con dureza que se coloque a una concejala del equipo que nos gobierna en un puesto que debería ocupar personal laboral, nunca un cargo político. No parece edificante que la necesidad de pagar adecuados sueldos nos ofrezca tan pintorescas situaciones. Atender el teléfono, registrar documentos, distribuir y recoger el correo no parece labor de una Concejala. Desconozco el respaldo legal que tenga esta decisión, pero no es, ni de lejos, algo que se deba tolerar. Queda por descubrir las peripecias y triquiñuelas que serán necesarias para justificar y encontrar los sueldos y obligaciones comprometidos entre este gobierno de seis.
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