OFENDE EL QUE PUEDE.

OFENDE EL QUE PUEDE.

Me llama poderosamente la atención el interés que parece despertar mi blog personal y la cantidad de internautas que lo siguen y que opinan sobre el en otros foros o blogs.

No se si me halaga, me preocupa o me asusta. Ya sabéis que no me interesan (soy un cobarde) las opiniones que provocan mis palabras en la gente, por eso no admito comentarios, ni siquiera obligando a que los usuarios se identifiquen,  a colación de esto, me pregunto si no sería sano y deseable que algunos foros o blog abiertos a opiniones, obligaran a los opinantes a identificarse y, de paso,  responsabilizarse de sus palabras, opiniones, insultos o acusaciones, sin de esconderse en la cómoda e innoble sombra del anonimato. Censuro que  no se tenga la gallardía y la honestidad de eliminar de esos blog los comentarios e intervenciones que lesionan el honor de las personas, no sólo del mío. Lamento y me ha espoleado que el Foro en Defensa del Río Castril haya sido, desde su inicio,  el Foro del  Acoso y Derribo de José Juan. Mentiría si dijera que no pica y escuece lo que con tanta saña se ha escrito de mí en ese foro de los defensores del río.

Lo confieso, al principio no me resistí a chequear los comentarios de este y otros foros, pero pronto fui incapaz de asomarme más, me dañaba de manera preocupante la salud y para conservarla en buen estado, opté por no entrar jamás y conformarme con la información de los que si eran capaces de navegar y participar en esa inmundicia anónima y traían o llevaban chismes.

Detrás de cada comentario contrario a sus consignas, el administrador de este foro me situaba siempre a mí. Omnipresente, malévolo y ladino. Pero no era yo, siento decepcionarlo. Si el objetivo de este foro era el que me imagino, ha sido un éxito. Juan Manuel, Alfonso y compañía consiguieron lo que buscaban y sí, el foro para defender al río, me hizo daño profundamente. Mentiría si mantuviera lo contrario y dijera que me resbalan los improperios que recibo o el odio ciego que despierto (estoy seguro) en unos pocos.

Faltaría a la verdad si no reconociera que me he sentido agredido en multitud de ocasiones por las burlas e insultos de Juan Manuel y de algunas personas más. Unos han tenido más éxito que otros, en todos los casos, daño suficiente como para dejar un marcado y doloroso estigma.  

Afortunadamente todo pierde fuelle cuando uno hace suya la sentencia que avisa; “no ofende el que quiere sino el que puede”.

A estas alturas me cuesta mucho sentirme ofendido por las palabras y los actos de estas personas. Nada hay que no pueda ser perdonado, olvidado y enterrado. La vida no vale la pena si la atiborramos de odio y rencor, es una pérdida de tiempo y energías.

No os asustéis no me vuelto budista ni estoy en ningún punto zen, es sólo que me esfuerzo por dar sentido y contenido a mis palabras y dejar hueco  así para unos sentimientos más positivos y sin rencor.

Detesto despertar tanto odio y tan encendido rencor. Si ambos sentimientos son  resultado de mis acciones, si eso fuera realmente así, tengo, entonces, mucho que cambiar en mi vida. ¡Manos a la obra!       

Afortunadamente tengo, no se si por la edad,  una memoria bastante “desmemoriada”, lo que me facilita algo muy sano como es desprenderse con facilidad de odios y animadversiones, que en muchos casos son innecesarias, inútiles, injustas y sin sentido.

Y si Juan Manuel fuera una estrella fugaz y me concediera, con extrema generosidad, un deseo, le pediría que evitara (sin desmayo) que se violaran los más elementales derechos de personas que tienen como única condena haber sido amigos o haber estado cerca de mí. Mantén, si te hacen ser muy feliz, los insultos, vejaciones y ataques contra mi persona, pero no permitas que otros paguen por mí culpa, sentenciados a que su honor y su integridad sean tan injusta y cruelmente mancillados.

Ya no te pagaré nunca con la misma moneda, ni volveré a responder, ni siquiera esbozar, con reproche o insulto.

Por las ocasiones que yo lo hice, sinceras disculpas.

Para las continuas y numerosas que tú me has hecho, olvido y paso de página.