RAYOS Y MALA UVA
La protección solar no lo ha podido evitar, en mi redescubierto afán de disfrutar del mar y del sol, esta mañana quemé mi lechosa piel en la “playita de las mujeres”, que así se llama esta cala de la playa gaditana de Santa María del Mar. Puestos a elegir prefiero un exceso de rayos uva a la mala uva con la que algunos me esperan en Castril.
Tengo un bloguero especializado en atacarme. Se ceba elucubrando sobre mi vida y mis actos. Satisface y engorda su mala baba con numerosos y rebuscados artículos que ponen de manifiesto y multiplican los defectos que me adornan y que se resumen en mi cacareado “déficit democrático”. Este atareado “calumnista” también alecciona con diligencia sobre como ha de proceder el cuarteto para que, a la postre, disfrutemos de una exitosa, soñada y verdadera democracia en Castril.
Algunos suelen decir que quien no tiene enemigos no es nadie, menudas expectativas, para llegar a ser alguien en este mundo tienen que odiarte muchos y en cantidad. Yo debo ser un hombre “importante” a juzgar por el odio que he despertado en esa caterva de iluminados, tocados por el dedo divino y poseedores de la infalibilidad y la verdad absolutas.
Estos últimos años algunos han encontrado un filón en atacarme al amparo de la impunidad del anonimato de foros, pintadas, cartas al director y webs varias. El fenómeno comenzó con el anuncio de las obras del proyecto de abastecimiento de agua para consumo humano a Baza (este no es un proyecto municipal, sino del Gobierno de España) y la polémica me ha perseguido y ha llegado hasta hoy. El río se ha convertido en el parapeto perfecto para unificar a este grupo de rencor, unido por rencores variados y diversos. El día de la investidura del nuevo Alcalde estaban casi todos en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, pletóricos y extasiados, es lógico, han ganado. Se respiraba tanta democracia que tuve que abandonar la Casa Consistorial al democrático grito de “fuera el maricón” y, como diría otro exalcalde de Castril en referencia a la gran cantidad de cohetes y petardos detonados, “con un tostoneo de la hostia”.
Tengo un bloguero que hace tiempo se convirtió en lo que podría llamarse un “calumnista”, o sea, el que escribe para calumniar.
Tengo un bloguero que no sabría vivir sin mí, su vida carecería de sentido. Ahora anda preocupado y desorientado porque he desaparecido misteriosamente. En el fondo busca, como otros tantos, la aniquilación del contrario y que el infundio, la mentira y la calumnia, desvíen a la gente del camino de la verdad.
martes 28 de junio de 2011
NOVELA NEGRA Y HUMO.
Parece que me he convertido, de súbito, en el personaje de una mala novela negra, tan obvia y mal escrita que sería más interesante y entretenido empezar a leerla por el final. “El exalcalde de Castril desaparece misteriosamente”, dice el señor del puro (prefiero no escribir aquí su nombre). Pero no he desaparecido, estoy en Cádiz, disfrutando del mar, pintando, escribiendo este blog que me relaja o, sencillamente, no haciendo nada. En cualquier novela negra hay un muerto y el novelista se devana los sesos para que el lector no descubra hasta el final la identidad del asesino o asesinos. Pero yo, mira por donde, no estoy muerto, ni desaparecido, ni ausente. Más bien me ocupo de escribir mi propia novela, que no es precisamente negra, yo diría que más bien se acerca al azul o al rosa quizás. Después de nueve años sin darme un descanso y viviendo de la mañana a la noche, día tras día, sin desconectar de las obligaciones del cargo, ahora me sobran horas y momentos del día para no hacer nada, para no estar pendiente del teléfono, de la tubería que se rompió, de una farola que no alumbra, de las peleas entre vecinos y de un larguísimo y variado etcétera que ha ocupado mis años al frente del gobierno de los castrileños.
Que nadie se equivoque, ser Alcalde de Castril no ha sido una carga para mi, estoy agradecido y orgulloso y he desempeñado mi cargo con gusto y ya se sabe que “sarna con gusto no pica”. Lo que ocurre es que en este momento y con el cuatripartito envalentonado, jaleado y dirigido por el “novelista fumador”, lo que más me apetece es salir de la novela que quieren escribir para mí y escribir y protagonizar la mía propia.
El mal novelista de la mala novela negra, mientras fuma (como en el cuplé) se siente enloquecer, cree que ha conseguido su objetivo y que los lectores desconocen el final de la intriga. No es conciente de que esta novela tiene un desenlace que todos conocemos y que es recurrente en Castril. El muerto de la novela no soy yo, quien se muere y a quien embarrancan nuevamente es a Castril. Los protagonistas de la novela, los que el mal novelista hace triunfar, quieren vivir de la herencia del muerto, sin importarles que el testamento y la herencia no les pertenece, ni serán capaces de administrarla.
Los lectores saben de antemano lo que sucederá, lo único que nos queda por saber el estropicio que sufriremos por la novela y el novelista.
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