CRISIS

No nos engañemos, la situación económica y el futuro del Ayuntamiento de Castril no es ajeno a la gravísima crisis económica que asola el mundo entero y que toca muy de lleno a nuestro país, ahoga a la Comunidad Autónoma Andaluza y asfixia a los Ayuntamientos. No habrá más remedio que apretarse el cinturón y recortar muchísimo el gasto en todas y cada una de las partidas presupuestarias. Nuestro pueblo no tiene recursos propios suficientes para mantener un ritmo de gasto similar al que hemos disfrutado hasta ahora. Hemos vivido, en gran medida, de las ayudas e iniciativas de otras administraciones que ahora se han recortado hasta límites insospechables o han desaparecido directamente. Estos recortes y reajustes en el gasto los tendrá que asumir el nuevo Equipo de Gobierno, de la misma forma que lo tendría que haber hecho yo si gobernara. La cuestión está precisamente en si hay consciencia de ello o todavía no se han dado cuenta de la gravedad del momento y del cambio radical que será necesario para afrontar el presente y el futuro de la calidad y cantidad de los servicios municipales. Puesto que los Ayuntamientos son la administración más cercana y directa ante el ciudadano, será necesaria mucha didáctica y mucha información, que, mucho me temo, será difícil de encajar y entender. Hemos generado unas expectativas que ya no podemos cubrir y cuanto antes lo asumamos mejor será para todos. A la aceptación de esta evidencia ayuda poco el desproporcionado coste de los seis sueldos de los Concejales y del Alcalde. Ya sabemos lo que cobran los cinco Concejales, pero todavía desconocemos lo que cobrará el primer Edil, que disfrutará, no me cabe duda, de un sueldo más abultado que el resto de ediles del Equipo de Gobierno. Para un Consistorio como el castrileño es imposible e impensable asumir tal cantidad de dinero destinada a altos cargos o a liberaciones. Ni tiene sentido, ni es ético y, desde luego, no es sostenible, salvo que se ponga en grave riesgo la estabilidad y solvencia económica del Ayuntamiento de Castril. Ya se que ante estas reflexiones se recurrirá al recurso facilón del “y tu más” y se buscará cualquier argumento peregrino o un artificio contable para convencer de que yo cobraba o gastaba más, aunque es público y notorio que no era así, pero aunque así hubiera sido y atendiendo al momento y situación en la que nos encontramos, tal argumentación carece de rigor y no justifica la barbaridad e insostenibilidad de un gasto tan abultado para financiar los sueldos de todos los componentes del Equipo de Gobierno.

Mi sueldo neto como Alcalde era de 2400 euros, a mí entender un buen sueldo que considero adecuado al trabajo y la responsabilidad que asumí con el cargo. El sueldo neto de los cinco Concejales del Equipo de Gobierno es de 1200 euros por barba y falta por conocer el del Alcalde. Saltan a la vista los números y de desmonta el argumento esgrimido para justificar la viabilidad de las actuales remuneraciones de altos cargos.

En cualquier caso y sin entrar a valorar otras cuestiones, la realidad es que no habrá forma humana de mantener ese ritmo de gasto y cuanto antes lo asuman mejor será para todos. Aunque sea facilón y recurrente, no vale esgrimir como justificación lo que hice yo, lo que cuenta es lo que harán ellos ante la nueva situación económica del Ayuntamiento y para poner en práctica los remedios y recetas que borren mis supuestos y cacareados déficits democráticos, mi nepotismo y el pretendido despilfarro de mi gestión. Si lo yo lo hice mal, no repitáis mis errores. ¿No se trataba de eso?