Tiene guasa y sonroja, cuanto menos causa estupor, que Melitón pierda el trabajo, para que vengan obreros de Huéscar ha cubrir y cobrar de ese tajo. Mal empezamos, vamos peor, si ocurre que el poco trabajo que haya, lo ocupamos con gente de Huéscar o su alrededor. Mucho me temo, está a la vista, que Melitón pagará un alto precio por la amistad que nos une, por no esconderla y no restarle valor. Se le olvida a quien manda y quien piensa, que el perjuicio afecta y resulta dañino a los empleados y empresa del gran Melitón. Lo de grande no obedece a la empresa, se refiere al hombre más bien, al que está lleno nobles sentimientos y demostrada generosidad. No faltará el que lea estás palabras y bajo ellas, malicioso y mezquino, quiera encontrar un sentido contrario y viciado al que tienen en la realidad. Digo esto para referirme y dejar claro, a los que ven con mal ojo y generosa malicia, que Melitón era un gran empresario antes de que yo fuera Alcalde, a lo largo de mi mandato y lo hará, estoy seguro, desde hoy y en adelante. A quien quiere encontrar precio o premio al nexo que une y da fuerza a esta amistad, ya le aviso y convencido le advierto, que no los podrá encontrar. Melitón trabajó para el Ayuntamiento, como hicieron más empresas y obreros. Aunque se empeñen en que fue solo él, también adelantó su trabajo y dinero y esperó y aguantó para poderlos cobrar, algo que, mucho me temo, no lo hubieran hecho muchas empresas.
Por muchas voces que espete, por mucho genio que muestre, a pesar de la chulería o las malas palabrasy el genio, lo que tiene este amigo a raudales es reaños, palabra, honradez y buen corazón. Mucho heredó de su madre "la Gorda", aunque no le guste este apodo a Matilde, que así se llama la madre y patrona del gran Melitón, no creo que haya nadie que pueda con razón, poner pegas o peros al ejemplo y nobleza que emanan los dos y al volumen y preciada valía de su corazón.
Que nadie le cante con sorna, la letra de cancioncilla infantil de que hablaba de gatos, de los gatos de Don Melitón. Hazme caso y nunca lo intentes, no le cantes la dichosa canción, puedes llevarte la papeleta premiada con una gran torta a mano abierta, como poco un certero sopapo que te quite las ganas de la guasa, las bromas y el juego.
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