AGUA QUE NO HAS DE BEBER, DÉJALA CORRER

La estupidez, como todo en la vida, tiene grados y con esto del agua contaminada han llegado al grado supremo de estulticia. Menudo espectáculo han liado para hacer público lo que que, teniendo una parte de razón,  ni es como dicen, ni les tiene realmente preocupados o inquietos.

Me devano los sesos para encontrar una explicación razonable a esta locura, me imagino que será una premeditada y novedosa estrategia de ataque en la lucha por la “defensa de río”. Si el tema no fuera  serio y  tan sobrado de enjundia y calado, por no llorar me reíria de esta ingeniosa y brillante idea para defender el agua que almacena el Portillo o al Río.

Hagamos memoria y recordemos el origen de todo este lío, hace unos años la Ministra Narbona, para acabar con las demandas de regadío de almerienses y bastetanos, con el uso del agua  del Portillo y del Río, planteó una idea sensata que convirtió en un proyecto solidario, viable y razonable para ciudadanos y pueblos y avalado con la exigible sostenibilidad y cautela medioambiental. La cosa era sencilla, acertada y realista, el problema actual y futuro en las Comarcas de Huéscar y Baza era, es y será el abastecimiento de agua potable. Por eso se planteó un proyecto global que aseguraba el consumo de agua en Castril, en Cortes y en las Comarcas de Huéscar y  Baza. El proyecto de abastecimiento de agua para consumo humano a Baza y  comarca también contemplaba la solución a los problemas de la red de abastecimiento de agua de Castril.

Teta y sopas no las dan en ningún lado, ni se puede esperar la solución a un grave problema cuando nos negamos a todo y torpedeamos iniciativas, actuaciones y proyectos que conduce a que al final no se haga nada y sigamos a dos velas. Ejemplos hay a montones, uno, el más sangrante de todos, el de los nuevos regadíos, para verguenza de ecologetas y "amigos". 

Hay un dato importante que merece ser tenido en cuenta y conocerse, es que ya se ha redactado el proyecto de sustitución y arreglo de la red de abastecimiento de agua, desde el Juan Ruiz al Cuquillo, de Cebas, al Nacimiento y el pueblo o al resto de cortijos, núcleos y anejos. Cierto y verdad es que ahora no hay dinero, basta con ver las noticias y los tremendos recortes que conlleva esta crisis que asfixia y frena al Gobierno andaluz y al de España.

Nadie minimiza la gravedad del problema del calamitoso estado de las redes municipales de abastecimiento. Así lo manifestamos hasta la saciedad y el hartazgo, si asustar a la gente con argumentos tan escasos de tino, alocados e insensatos. Tanto es así, que la Agencia Andaluza del Agua  ordenó de inmediato la redacción del proyecto demandado por el Ayuntamiento y que, como digo y repito, ya está redactado. Nos negamos a que los vecinos de Baza y Comarca beban agua de calidad y usamos  todas las estrategias y  medios que teníamos a mano, ahora nos encontramos y nos damos de bruces con la triste  realidad de que tampoco nosotros tenemos dinero o recursos para ejecutar estas obras y beber mejor agua.

La vida es así de caprichosa e intrincada a veces, es necesario ceder y ser solidarios  para conseguir lo que necesitamos. Quien se aferra y enroca en poner peros y trabas a todo y luego exige y espera conseguir, sin ceder ni un palmo, lo necesitado, sólo demuestra que no tiene vista, ni entiende o asume que sin la ayuda y  dinero de la Administración de Estado hay poco que hacer, no hay soluciones, nos damos de bruces y luchamos en vano.

Me parece acertado y lógico, esa fue, es y será mi posición en el tema, que se arregle nuestro problema primero y que se de solución a los otros después.

¿De quien fue la brillante idea de sacar en la tele a operarios municipales trabajando en la dichosa tubería sin estar equipados y bien pertrechados, como dicta la Ley de seguridad laboral, con las herramientas y medios que preserven su salud y  les eviten los efectos nocivos de tamaña inseguridad laboral? 

Ojo, que nadie se confunda al dirigir la responsabilidad o la culpa, mucho me temo que esa tubería de fibrocemento yo no la puse, que se puso hace años, cuando se desconocían las contraindicaciones de la dañina mezcla de cemento y  amianto.

 Sea como fuere, insisto y recalco hasta la saciedad, que esta no es la manera mejor de abordar y dar solución a tan grave problema, ni es acertado o denota buena sesera, salir a los medios para alarmar a los vecinos y  turistas con argumentos tan zafios.   

Esta actitud y tan disparatada forma de proceder no me extraña en el guarda, ya la mostró con su oposición radical a la instalación de antenas de telefonía o a la cobertura de la señal de televisión. La cosa es similar, igual de torticera y absurda, queremos una cobertura excelente para telefonear y una buena señal para ver la televisión, pero nos oponemos a la instalación de antenas o medios que lo puedan facilitar. Que se lo digan a los vecinos del Martín, Los Collados y Las Fuentes de Tubos o a los que viven o pasean por el Parque Natural.

Tal y como yo lo veo, la ecuación es evidente y está cargada de una lógica que aplasta, hay que pensar bien las cosas y aceptar que vivimos en un mundo global que nos obliga a ser solidarios para exigir solución a los problemas que, afectando a Castril, afectan a muchos más pueblos y ciudadanos.

Aunque mis argumentos no fueran acertados y errara en mi apreciación, aunque Alcaldesa, Concejales, defensores del río y Alcalde tuvieran la razón de su lado, pierden toda la fuerza expandiendo a los cuatro vientos, nada menos que en televisión, tales sospechas que causan desconcierto, miedo y pavor, sembrando, entre quien viva en Castril o  lo piense visitar, tan alarmantes dudas, tan innecesaria desconfianza y el consiguiente temor.

Se ha dañado la imagen del pueblo con tan infeliz estrategia, ya estamos acostumbrados al todo vale con tal de conseguir un fin que nadie comprende y que  solo se sostiene en los desvaríos de unos dirigentes que, al actuar de tan temeraria e insensata manera, han hecho un inmenso daño que hará muy difícil restituir la buena imagen del pueblo, su pujanza como destino para el turismo y minará la confianza de los que vivimos en él.

Alguna redicha mejorará su negocio de ultramarinos con la veta a mansalva de botellas de agua, de Fanta, casera o de vino. Si el agua de Castril da cáncer que dé, yo seguiré bebiendo  del grifo y, como hiciera Fraga en la playa de Palomares, defenderé su calidad, aún reconociendo y sin negar que es necesaria y urgente la mejora de la  red de abastecimiento de agua que surte a los vecinos del pueblo.

No hay que olvidar otro dato importante, la salubridad y calidad el agua potable en Castril está controlada o, por lo menos lo estuvo mientras yo era Alcalde, por una empresa externa y solvente que aseguraba, con continuos análisis y pruebas, que el agua que salía de los distintos depósitos y que nos abastecía, contaba con los exigibles niveles de cloración y calidad que aseguraban que el agua que se bebe en Castril ni es insalubre o da cáncer, ni es causa de epidemia o enfermedad. Desconozco los datos que han recabado  Alcaldesa y Alcalde consorte para afirmar en la televisión o en prensa tal barbaridad y dislate. Desconozco las estadísticas sanitarias que sustenten  el  aumento de enfermedades en estos últimos treinta años de uso de la tubería que abastece al pueblo, ya sean hepatitis, tifus, cólera, fiebre amarilla o  cáncer.

Termino y lo hago sin menospreciar o minimizar el problema y con la total y absoluta disposición de arrimar el hombro y, si es necesario, romperme los cuernos reclamando, al lado del Gobierno Local, la perentoria y urgente sustitución de la tubería en cuestión.

Quede claro que en ningún caso defiendo las bondades o aciertos del uso del fibrocemento. Tampoco niego la obvia premura de sustituir tan dañino material por otro más idóneo, saludable y moderno. Lo que digo y mantengo es que se hace un falco favor al pueblo levantando tan insensata  alarma para la salud pública y, como consecuencia de ello, causando un irreparable daño a la imagen y al futuro de nuestro pueblo. No pienso avivar la polémica en los medios de comunicación, creo que ha sido desacertado y reprobable el proceder de los responsables políticos que nos gobiernan, sólo les pido y encarecidamente les ruego que midan las consecuencias antes de lanzarse al vació y sin frenos, como han hecho en esta ocasión que ya no tiene remedio. El daño infringido es incalculable y su alcance será difícil de cuantificar. Lo que está claro y subyace es que   no supone, ni aporta o da réditos para abordar el problema del abastecimiento del agua de consumo humano y su cuestionada salubridad y calidad.

Hemos estado toda la vida bebiendo del grifo y pregonando las bondades del agua que se bebe en Castril. Nos hemos empleado a conciencia criticando si sabe más o menos  a cloro, si es de las Fuentes de Tubos o si viene congelada y directa del nacimiento del arroyo.

Insisto, sin restar importancia o minimizar el evidente problema, en que el agua que se bebe en Castril es apta para el consumo humano, es óptima y buena. Pesan más sus bondades que las contraindicaciones supuestas, esta fresquita y aunque ande sobrada de cloro y de cal, sacia la sed, abre el apetito y, según el santo criterio de Mario el asceta, cura y reconforta las penas del alma y da mejoría a los males del cuerpo, basta con meter los pies en alguna fuente o pilón para curar afecciones y disipar aflicciones gracias a esta bendita agua, gélida y cristalina, que procura el milagro, a aquellos que zambullen en ella, de conseguir que uno se sienta más sano por dentro y más reconfortado por fuera.

Punto final y acabo con este mensaje a modo de sabio consejo, que nadie me pidió y que, viniendo de mí, será mal recibido y acusará, mucho me temo, la ceguera y sordera de este nuevo gobierno. En  mi opinión ponderada, experimentada y humilde, si me lo permite y acepta el Alcalde, mi consejo sería, que se deje de salir en la tele con semejantes argumentos y emplee su energía y su tiempo en reclamarle al Gobierno de Esaña y a la Junta de Andalucía celeridad en la ejecución de las obras de sustitución de la tubería que ya está en proyecto. Para este menester   no es necesario, ni Castril lo merece, que se ensucie la imagen y el pestigio del pueblo y  su gente.