El día de la Sesión de Investidura, antes de que abandonara el Ayuntamiento entre insultos y abucheos de algunos.
Reconocí por el rabillo del ojo a tres personajes que me increpaban a voces y escuché a lo lejos los insultos que me dedicaron a mi salida del Ayuntamiento tras dejar alcaldía y gobierno. De entre esas tres joyas destaca un individuo peculiar, controvertido y curioso. Francisco Falla se llama el personaje aludido, que me dispensa un indisimulado odio surtido de gruesos insultos y cargado de rabia y rencor. Esa notable animadversión es fruto de supuestos agravios por mi dolosa actuación contra él. Tiene una memoria interesada y muy corta, en su bocabulario no caben, ni en sus acciones se hallan palabras como gratitud, honestidad o respeto.
Le traigo a este blog para ofrecer la opinión que a mi me merece, la que nunca expresé con tal contundencia y tan sincero. La persona aludida, esa de la que hablo y a la que me refiero, si se ha explayado al contar las razones, motivos y afrentas que le han llevado a forjar semejante odio y deprecio, que son el detonante y la llama que aviva el fuego de de enemistades y duelos.
No está muy claro como y cual es el entramado de sus negocios y empresas o los socios que hay por detrás, sobre esto conozco alguno detalle curiosos, como su empeño en meter la cabeza en el floreciente negocio de canteras y piedras. Lo que sí está claro y se puede acreditar, es que como yo no ha habido otro Alcalde, más eficaz y entregado, para arreglarle marrones y dar solución a sus numerosos líos y trampas. Ya sea para legalizar unas naves y evitar sanciones o multas, ya sea al ceder terrenos o tramitar expedientes con los que ampliar actividades, negocios y empresas. En suma, un sin fin de actuaciones que olvidó y desmerece con el paso del tiempo, convirtiendo lo bueno en negativo y doloso. Ahora sólo hay reproches y demanda de cuentas pendientes, inexistentes y falsas. Va de la mano y sigue el sabio consejo de un animoso letrado, que anda escaso de escrúpulos y es experto en líos y embrollos. El "prestigioso" abogado afirma o eso me han dicho que esgrime, sin rubor o recato, que en su bufete ha montado una ONG dedicada a buscar a mi menda, litigios, querellas y pleitos.
Francisco se queja de que nunca, en mis años de Alcalde, le he ofrecido trabajo y que discriminé sin motivo a su persona y empresa. No recuerda, ya advertí de su mala cabeza, que cuando tuvo la oportunidad de trabajar para el Ayuntamiento, desaprovecho la ocasión y dilapidó a conciencia la confianza prestada, el prestigio y la renta. Se hizo acreedor de esta dudosa reputación engañando e incumpliendo encargos y creyendo que con trampas y trucos se pueden mantener confianza y trabajo. Se ha olvidado, este es uno de los muchos ejemplos que podría referir sobre el caso, del estropicio en el arreglo del camino del Cerro del Cubo o de las toneladas de zahorra y las miles de horas facturadas y que a juicio de técnicos cualificados, ni estaban, ni se hicieron, ni se habían empleado. Puedes engañarme una vez y otra más de propina, no tendrás la ocasión, ni lo harás la tercera. Esa es la razón y el motivo y por eso nunca más se le confió otro trabajo. La verdad jode y esto que escribo no solo es mi opinión o me incumben a mí solo, hay mucha gente que conoce la razón que me asiste y son testigos de las artimañas y de las malas acciones del Falla.
Los primeros años fueron incontables las ocasiones en las que me agasajó y juró y perjuró su gratitud y amistad, con reconocimientos y buenas palabras por el apoyo que recibió de mí parte, del que hoy y a pesar de todo, ni reniego, ni me pesa, ni lamento.
Del amor al odio hay un paso muy corto y delgado y una frontera difuminada y borrosa. Por eso, en un verbo o fugaz instante, pasó de ser un pretendido amigo a convertirse en el enemigo más fiero y con menor talante. Me acribilló y me aburre con denuncias, querellas y pleitos, entre otros, con las obras del Maño, denunciándome ante Administraciones, Fiscalía y Juzgados y expandiendo el mezquino rumor de que yo metía mano y escondía intereses espúreos en el negocio citado. Para ensuciar mi honra, mi honor y mi nombre, no repara en artimañas y recurre al engaño, en esta concreta cruzada a que me refiero, casi hunde y destroza la familia, la salud y la empresa del Maño.
Argumenta, cuando tiene la oportunidad, que él paga muchos impuestos al pueblo, nada de eso es verdad, ese es un falaz y falso argumento, tiene camiones y empresas tributando e inscritas fuera del pueblo y son muy pocos los impuestos o arbitrios que paga en el nuestro. Ha obtenido pingues beneficios con su trabajo en las obras del río, las defiende o reniega de ellas, según sea el momento o el auditorio presente. Está jubiloso, henchido y feliz de que ya no sea el Alcalde, ni mande en el pueblo. Se siente pletórico y engorda su ego porque que he salido del trance mancillado con soflamas, con algún abucheos y con muchos insultos. Mi derrota es para él una victoria, pero aunque lo asuma como un triunfo y como un logro lo esgrima, de serlo será un flaco y pírrico éxito, carente de gloria y escaso de mérito.
Del amor al odio hay un paso muy corto y delgado y una frontera difuminada y borrosa. Por eso, en un verbo o fugaz instante, pasó de ser un pretendido amigo a convertirse en el enemigo más fiero y con menor talante. Me acribilló y me aburre con denuncias, querellas y pleitos, entre otros, con las obras del Maño, denunciándome ante Administraciones, Fiscalía y Juzgados y expandiendo el mezquino rumor de que yo metía mano y escondía intereses espúreos en el negocio citado. Para ensuciar mi honra, mi honor y mi nombre, no repara en artimañas y recurre al engaño, en esta concreta cruzada a que me refiero, casi hunde y destroza la familia, la salud y la empresa del Maño.
Argumenta, cuando tiene la oportunidad, que él paga muchos impuestos al pueblo, nada de eso es verdad, ese es un falaz y falso argumento, tiene camiones y empresas tributando e inscritas fuera del pueblo y son muy pocos los impuestos o arbitrios que paga en el nuestro. Ha obtenido pingues beneficios con su trabajo en las obras del río, las defiende o reniega de ellas, según sea el momento o el auditorio presente. Está jubiloso, henchido y feliz de que ya no sea el Alcalde, ni mande en el pueblo. Se siente pletórico y engorda su ego porque que he salido del trance mancillado con soflamas, con algún abucheos y con muchos insultos. Mi derrota es para él una victoria, pero aunque lo asuma como un triunfo y como un logro lo esgrima, de serlo será un flaco y pírrico éxito, carente de gloria y escaso de mérito.
No tardará en encontrar un nuevo enemigo en el flamante Alcalde y su gobierno de cuatro, en cuanto no vea satisfechos los réditos y peajes con que forja sus intereses y que considera adeudados.
Yo le conozco y me siento legitimado para verter mi opinión, como le conozco yo, le conoce mucha más gente, que tendrán, no lo dudo un instante, una opinión similar o peor a la a mí me merece y tengo presente.
La moraleja del tema es sencilla y directa, uno no se puede fiar de quien te sube a las nubes si te tragas culebras y sapos o te arrastra en el barro ni no le haces el gusto y pasas sumiso por el trago y el aro. Ya no me acuerdo del contenido y tenor de abucheos e insultos, me lanzaría como insulto aquello de maricón, sinvergüenza o ladrón o adjetivos más gruesos y aviesos. Por suerte mi memoria es muy débil y corta, eso me permite olvidar las afrentas y minimiza los daños y duelos.
Me quedo satisfecho y tranquilo descargando este peso y aportando mi visión sobre el asunto que nos ocupa, él ya dio su versión en multitud de ocasiones, hoy es mi turno y esta es mi opinión y las razones que sustetan lo pensado, lo dicho y lo escrito.
Si se molesta lo siento o me alegro, eso carece de toda importancia, yo también me molesté y me molesto, ante gente tan falta de honor y con semejante carencia de escrúpulos.
si yo fuera el falla las dos hostias no se las quitaba ni el que esta en Madrid hoy, es decir el PAPA
ResponderEliminarESTE HOMBRE ES QUE NO TIENE ESCRUPULOS, NI DIGNIDAD, NI SE SONROJA SIQUIERA AL ACUSAR CON NOMABRES Y APELLIDOS A QUIEN LE VIENE EN GANA. POR DIOS QUE ALGUIEN LE OBLIGUE A DESAPARECER