Dos detalles me parecen hoy relevantes, relevantes e ilustrativos del déficit, no de democracia (como dirían algunos), más bien de la decencia y la honestidad. Me cuentan, me he ocupado de contrastarlo, que se celebró una reunión el otro día entre el Ayuntamiento y los Consejos Escolares del municipio. De esa reunión, según he podido saber, hay dos cuestiones que destaco, la primera es que la Teniente de Alcalde, Alicia López dijo que las obras del colegio público de Castril “son inminentes”, de lo que se deduce, por tanto, que los argumentos y explicaciones que mantuve eran y son ciertas y que quien mintió e hizo gala de una desvergüenza, impropia de quien ostenta un cargo electo, no es otra que la señora Quijano. Todo lo contrario que la Teniente de Alcalde, compañera de lista y partido, que se ha limitado a hacer honor a la verdad.
Así que Alicia dio una buena noticia que me alegra y satisface hasta el éxtasis y el embeleso. La otra no sabría donde meterse del bochorno o, quizás, eso no cabe en tan pasmosa ausencia del concepto o sentido de honestidad y pudor.
Y en referencia a la ausencia de estas dos destacadas virtudes o valores, me detengo en otra persona que me ha dejado boquiabierto y estupefacto. Ahora parece que en los últimos años no hicimos nada en el Colegio Público Francisco Ayala de Fátima, al menos ese es el carro en el que se montó el Director de este colegio en sus intervenciones en esta reunión, en perfecta sintonía con la Concejala y haciendo gala, presuntamente, de unas curiosas e interesadas lagunas mentales y esgrimiendo una larga lista de desagravios, abandonos e incumplimientos padecidos en mi etapa de gobierno.
¿Cómo explicarlo? ¿Se puede mantener, sin faltar a la verdad, que el Ayuntamiento que yo presidí no acometió importantes obras de mejora el Colegio de Fátima? Se podrá criticar que se ejecutaron cuando fue posible, como es lógico y comprensible. Es pasmoso como algunos se suben al carro del ganador y no les duele en prenda "traicionar" al “derrotado” y a la que fue, a mi juicio, una relación fluida, sincera, fructífera y honesta. Me cuesta mucho creer y admitir esta evidencia y, sobre todo, me sorprende que esa actitud venga de alguien de quien jamás la habría esperado. Lo que ocurre es que la realidad rebate tales argumentos y que a día de hoy y en gran medida al fruto de nuestro trabajo, empeño y gestiones, el Colegio de Fátima está en unas condiciones infinitamente mejores a las que estaba cuando yo llegué a la Alcaldía. Basta con mencionar la pista polideportiva del Colegio (ahora entiendo el empeño de ese Director en que yo no la inaugurara) o las numerosas actuaciones que se hicieron para mejorar las instalaciones de este equipamiento educativo. Cierto es que se ejecutaron cuando fue posible y en el momento en que contamos con los medios y la financiación oportuna y necesaria.
Y si hablamos del Jardín Botánico con que la Consejería de Medio Ambiente dotó a este colegio y que parece ser fruto de airadas quejas por parte del mencionado Director, me gustaría recordarle que él estuvo presente en la construcción del mismo y que las “peligrosas piedras” que allí se pusieron debían de serlo entonces, durante su construcción, pero no recuerdo que se quejara entonces. Será quizás que aquel espacio antes estaba mejor que ahora, o será que no ha sido capaz de asumir el compromiso y el objetivo con que nació este proyecto, que no era que el Ayuntamiento lo cuidara, sino que fueran los niños los que se hicieran cargo de él. Esa no fue una obra del Ayuntamiento, le recuerdo que fue ejecutada por la Consejería de Medio Ambiente y es a esa administración a la que deberían pedir, si las hay, las responsabilidades pertinentes.
En fin, que cada día descubro decepcionado como se desenmascaran personajes de los que tenía un alto concepto y por los que nunca ahorre atenciones y elogios, los mismos que ahora he de tragarme con el amargor que produce la bilis de la traición y las molestas punzadas de dolor de estas pequeñas miserias y decepciones que recibo como premio, merecido o no, a mi trabajo y a las evidentes fallidas relaciones personales, que llegue a creer de amistad, y que, a la postre, nunca existieron.
En la reunión tampoco faltó quien, hablando en nombre de la antigua Directora del Colegio Público Campo del Rey de Almontaras, manifestó que Pilar (que así se llamaba la Directora) sentía terror de hablar conmigo y que ese era el motivo para no reclamar más ante el Ayuntamiento. Lo cierto es que el nuevo Colegio Público Campo del Rey de Almontaras está para que todos puedan verlo, no hacen falta más argumentos o palabras. No parece lógico, ni sensato, hacer obras en un colegio viejo que dejará de funcionar en breve. Finalmente, dudo mucho que Pilar haya afirmado tal cosa jamás, aunque no me quedaré con la duda y le preguntaré si lo afirmado por esta madre es cierto o es de cosecha interesada y propia.
El municipio de Castril cuenta con tres colegios públicos, en todos y cada uno de ellos se actuó como nunca se había hecho jamás y fruto de ese compromiso con la mejora de los equipamientos educativos queda, nada menos, un nuevo colegio en Almontaras, la inminente actuación para reformar y ampliar el colegio de Castril y unos remozados y mejorados colegios en Fátima y Fuente Vera.
Como resulta que es responsabilidad y competencia de los Ayuntamientos el mantenimiento de los equipamientos educativos y teniendo en cuenta la dispersión de la población y la consiguiente existencia de cuatro centros educativos en el municipio, es obvio y comprensible que resulta enormemente costoso y difícil asumir acometer las demandas que generan, lo que no significa, ni lo supuso en mi mandato, que no hubiera o haya hoy, voluntad de trabajar para mejorarlos. Lo que sí faltó siempre, por parte de los responsables que tanto critican ahora, es la comprensión de esta realidad y de los medios limitados con que cuenta el Ayuntamiento.
Querer no es poder y la buena voluntad y las ganas tropiezan, por desgracia, en la triste realidad de la escasez de medios materiales y humanos que padecen este y todos los Ayuntamientos.
De los muchos escritos que dicen haber enviado al Ayuntamiento y que nadie encuentra, me gustaría saber si hay uno solo que informe sobre los nombres de niños o niñas que en actos vandálicos han roto elementos o enseres de los colegios. El mantenimiento de las instalaciones educativas es responsabilidad de todos y no todo se limita a enviar escritos o a dar quejas. Eso es lo cómodo y en esa comodidad es en la que están instalados algunos.
Ya sé que no se me da bien disimular el cabreo, ni tengo la templanza necesaria para dejar pasar por alto y relativizar las cuestiones que me irritan o, siendo un pelín vulgar, que me joden. Desde luego, me revela la falsedad, la doble cara, el dispar rasero de medir, la falta de moral y, sobre todo, la ausencia de honestidad.
Volviendo al comienzo, lo que destaco e importa, es que Alicia afirma y es la verdad, que las obras de reforma y ampliación del Colegio Virgen del Rosario son inminentes y que el proyecto es el mismo que presentamos hace unos meses antes los padres, madres y maestros. Aunque esta buena nueva de pié o sea un acertado motivo para que al celebrarlo Miguel se coma otro choto, cabrito o borrego, la noticia y su resultado final bien lo merece y lo apruebo.
Un refrán y una pregunta:
“Obras son amores y no buenas razones”.
¿Pedirán perdón la dimitida presidenta y el oráculo del puro por sus insidiosas mentiras sobre las obras del colegio?
Publicado por Juan Mar en 16:
