Desde un lugar de nuestro pueblo Desde un lugar de Nuestro pueblo: TE REFIERES A ESTE ARTICULO QUE TÚ ESCRIBISTE. SÍ QUE ESTÁ EN TU MANO RETIRARLO. PÍDEME CON HONESTIDAD QUE LO RETIRE Y DESAPARECERÁ

martes, 13 de septiembre de 2011

TE REFIERES A ESTE ARTICULO QUE TÚ ESCRIBISTE. SÍ QUE ESTÁ EN TU MANO RETIRARLO. PÍDEME CON HONESTIDAD QUE LO RETIRE Y DESAPARECERÁ





Nadie les niega (desde luego, yo no) el arte, el valor y la gracia de los hermanos toreros.


Me cuentan que este año los tradicionales "Toros de Castril" se anuncian con novedades, en vez de a la Virgen del Rosario, encomendaremos las fiestas al San Fermín donostiarra.
Parece que la voluntad de nuevo Equipo de Gobierno es hacer encierros mañana tarde y noche y traer las vacas desde no se que sitios y con no pocos entuertos. No se si es temeridad, desconocimiento o bravuconería, la triste realidad es que los permisos necesarios para realizar estas modificaciones y el aumento del presupuesto que conllevarían hacen inviable tal frenesí y algaravía. Conste que no me parecen mal las mejoras que se introduzcan en los Toros de Castril, pero hay mucho que mejorar en lo presente  antes de abordar tan ambicioso proyecto.
Quiero hablar hoy de dos toreros y de los motivos que me llevaron a no contar más con ellos, hablo de Luis Dengra "el Castrileño" y de su hermano Javier,  hoy Concejal de Cultura y Festejos. Nada de lo que voy a contar es ajeno o desconocido para la mayoría de la gente, porque lo vieron en vivo y directo en la plaza y encierros.
Entre los muchísimos requisitos necesarios para obtener los permisos de los encierros tradicionales de Castril, está la contratación de dos toreros como directores de lidia, que estén al tanto y pongan orden en lo que acontece en la plaza. Los primeros años contamos con los dos hermanos toreros, pero resulta que, a pesar de tener un contrato firmado con el Ayuntamiento, D. Luis Dengra siempre fallaba algún día y se ausentaba con la excusa de alguna corrida imprevista fuera de Castril. Traía, eso sí, a otro torero suplente, que ni había firmado el contrato, ni era lo estipulado, acordado o contratado. Además, no es admisible, ni tolerable,  que el responsable de que todo vaya en la plaza conforme al reglamento taurino en vigor, sea el primero que lo incumpla y en vez de evitar que hubiera borrachos sea él el más beodo o se encoja de hombros ante una orden de la Autoridad Gubernativa o del Presidente de la Corrida. La recomendación del SEPRONA y de la Autoridad Gubernativa fue clara y tajante, los toreros no se contratan para hacer circo sino para trabajar, cumplir y hacer cumplir en la plaza el Reglamento Andaluz de Espectáculos Taurinos, así que optamos por buscar profesionales más responsables y competentes y los encontramos en la Escuela Taurina de Granada.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Ese es, no otro,  el motivo para no contar más con ellos. Lo demás es literatura fantástica sustentada en supuestas e inciertas manías personales contra ellos. Bien cara pagué la afrenta, que trajo consigo recibir y aguantar, sin rechistar, un tropel de  palabras gruesas y desafortunados insultos de uno de los hermanos, de Luis, no de Javier. El más bochornoso y notorio, uno espetado una mañana de mercadillo ante multitud de gente y mientras yo compraba fruta en el puesto del Tole, en el que el Castrileño me animó, a grito pelado, a comprarme un plátano para metérmelo por donde amargan los pepinos, es decir, por el culo. Elegante, ¿verdad?
Esto me demuestra una cosa demoledora y es que detrás de cada supuesta afrenta o persecución de los que se auto colocan en el bando enemigo y en la mayoría de los casos, hay situaciones y explicaciones que dejan vacío de argumentos y base tales afrentas o manías.
No es de extrañar y es loable que se quiera mejorar y ofrecer una pretendida lección de cómo hacer mejor las cosas, pero la realidad es otra y la organización y la tramitación de los permisos exsigidos es tan complicada y farragosa que, mucho me temo, los toros serán como han sido en los últimos años, salvo que se opte por incumplir la ley o por echar la casa por la ventana. Que nadie busque en este argumento una oposición a todo lo que signifique mejorar y engrandecer una fiesta tan señalada y arraigada para los castrileños. Sólo es que la experiencia me ha demostrado que es muy difícil conjugar reglamento y cumplimiento de la Ley con el deseo de  hacer más horas de toros o encierros callejeros.


Los Toros de Castril merecen una reflexión de todos los vecinos y vecinas, que exigen mucho sin aportar nada, que gastan miles de euros en tirar o beber sangría y no son capaces de colaborar en la financiación de las fiestas o que se creen con derechos adquiridos sobre barreras o tablados sin obligaciones o contraprestaciones.
¿Exagero o constato la realidad?   Difícil poner el cascabel al gato. Yo, desde luego, renuncié a lidiar con lo imposible y, muy a mi pesar, toleré o miré a otro lado ante menores de edad en barreras y toreando o gente ebria en la plaza. De viernes de toros a domingo, un único deseo en corazón y mente, que, por el bien de todos, no pasara nada grave y que aquello acabara pronto. Era todo un alivio cuando detonaba el cohete que marcaba el fin de los encierros y los despedíamos hasta en año próximo.
No, por supuesto no todo es malo y los Toros de Castril ofrecen también lo mejor del castrileño, la unión, la valentía y la solidaridad, porque  en Castril no vale ese dicho de “si te ha pillado la vaca, jódete”, sencillamente porque un castrileño jamás te dejará solo ante el peligro y se lanzará a socorrerte sin dudarlo, sin atisbo de miedo y con todo el arrojo de la gente valiente y solidaria.
No es un secreto inconfesable y es obvio que yo no soy muy torero, ni valiente, ni con arrojo o destreza ante un toro y reconozco que se me ponían los pelos de punta, sufría y me costaba no alterarme cada tarde, quizás porque era consciente de la enorme responsabilidad que, como Alcalde, asumía en cada encierro. Por eso, por sensatez o cordura y no por una pretendida venganza, cambié de toreros y busqué los que me ofrecían la profesionalidad, seguridad y seriedad necesaria que no me aportaban los otros.
Esta es sólo mi opinión y mi verdad, claro está.
   

1 comentario:

  1. José Juán, uno es esclavo de lo que escribe y no puedes decir que no llamas borracho a Luis Dengra cuando, refiriéndote a él, dices exactamente (abro comillas) "...en vez de evitar que hubiera borrachos sea él el más beodo...". Quieres ser muy ilustrado, pero "beodo" significa borracho, ebrio, bebido, etc aquí, en el Cantón, o en la calle Huéscar.

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