AYER LE PERSEGÍA UNA MAQUINA ESCAVADORA HOY ES ABOGADO, JUEZ Y LETRADO

Como protagonista y en vista de la lluvia de denuncias, demandas, contenciosos y querellas criminales que me interponen algunos personajes locales, a rebufo de animadversiones y enemistades personales, no me ha quedado más remedio que estudiarme a conciencia el Código Penal en vigencia y su jurisprudencia.

Ahora se más de leyes o responsabilidades penales y estoy más informado de la gravedad o contingencia de delitos y penas o de los años de cárcel a los que sería condenado, si me condenan.

No le caerá esa breva a la que me interpuso la querella y, por más que engorde, documente y argumente su denuncia, no será tan grave la condena impuesta y la pena. Eso, sí el Juez estima que hay motivo de peso o razón alguna que la sustente.

Lo que sí encontré en esta apresurada y concienzuda lectura de artículos de delitos, faltas, penas y condenas, es una definición muy reveladora y precisa con la que el Código Penal se rige y aplica Justicia, para denominar y penar un grave delito en particular.

Es aquel que este texto legal aplica al ciudadano o autoridad pública que intenta aprovecharse de su posición de privilegio y amenaza, fuerza, presiona o incita a que otro delinca en su provecho. Si no me equivoco y mal no me encamino, este delito se refiere, entre otros, a aquellos que amenazan con interponer o retirar denuncias y querellas, si no se llevan a cabo o acatan sus exigencias.

Puestos a suponer, supongamos:

Cuando alguien se cita en un lugar público, la Diputación de Granada, por ejemplo, y mantiene una reunión de la que pueden dar cuenta varios testigos, cuando en el encuentro se argumenta que se retirarán denuncias y querellas si el denunciado o querellado pasa por el aro y asume las exigencias que se le han planteado para evitar sentarse en el banquillo como acusado, cuando las peticiones son ilegales y rozan el cohecho u otro delito similar o parejo. Cuando ocurre eso, para aquel que con el abuso busca provecho y para ello utiliza el poder de su puesto, en el Código Penal hay un artículo entero, en el que se establecen las penas a que se expone y de las que será reo.

Si hubiera sido testigo activo de este presunto delito, si sucediera que hoy sufriera el daño y la consecuencia de no haber claudicado ante una determinada estrategia, si las denuncias y los presuntos daños morales que he infringido a los supuestos denunciantes, dependen de haber o no cumplido sus deseos, pretensiones y afanes. Si así hubiera sido, podría suceder que fuera el denunciante o sus adláteres, los que se sentaran en el banquillo y se arriesguen a que sean su poderío, estrella o prestigio, los que pierdan lustre y brillo.

Puestos a contar la verdad, seamos sinceros:

Puestos a contar la verdad, más de uno tendrá que aclarar ante el Juez, este y otros asuntos de similar gravedad. O es que alguien se cree que yo no me sabré defender o que no lo haré con contundencia y amparado por testigos, pruebas, grabaciones o documentos ciertos y demoledores.

Como casi siempre ocurre y en este caso sucede, quien a hierro quiere o pretende matar a hierro muere.

Para acusar sin motivo o razón real y burlarse de la Justicia maquillando o desdibujando la verdad, no es, ni nunca será, una buena estrategia acusar cuando uno tiene oculta tanta ropa sucia sin lavar.