No tengo porqué ocultar que tengo un buen concepto, asumiendo que nadie es perfecto, de algún Concejal de este “cuatripartito” Gobierno. También es cierto que, como diría algún viejo, donde hubo lumbre queda el rescoldo del fuego. Por eso y aunque me meta tanto con él, entre las cenizas de la candela de crítica, reproche o desencuentro, todavía se avivan “ascuas” de afecto hacia el primer Edil, como yo, imperfecto. Como ciudadano, Concejal y vecino del pueblo, creo que tengo derecho al pataleo o a criticar lo que veo y no me gusta ni un pelo. Si lo consigo o no, es un misterio, pero no quisiera que mis planteamientos fueran maniqueos y caer en el error de que mis cabreos me lleven a escribir sin objetividad o carente de sólidos argumentos.
Como he tenido la responsabilidad y el alto honor de gobernar este pueblo por largo tiempo, soy consciente de la dificultad que soporta y conlleva tan disputado puesto. Por eso respeté y di su sitio al que me precedió en el gobierno de pueblo, aunque él nunca será capaz de reconocerlo y mostrarme la misma atención o semejante respeto al que yo le presté y, todavía, le presto. Mientras que yo le ayudé a solventar sus numerosos entuertos y preferí mirar adelante por el bien del pueblo. Él, si pudiera, me enroscaría una soga en el cuello y apretaría hasta que perdiera el resuello. De lo hecho por él, no me arrepiento, tampoco reniego o considero un desacierto no haber escarbado en la “mierda” de su más que dudosa y controvertida gestión política.
Con esto no me prevengo, ni tampoco pretendo ponerme la venda antes de que me lancen una “piedra” que ensombrezca mi gestión o “herencia”. A lo que me atengo es a la pura verdad, a la deslealtad y deshonestidad de los que lanzan piedras a tejados ajenos y se olvidan de que otros quitamos muchos peñones de su techo y les salvamos el pellejo. Al escuchar las arengas de ahora y sus virulentos ataques, nadie diría que aquel Alcalde recibió de mí un trato exquisito y correcto, aderezado de mucho, mucho, respeto.
Este es un buen ejemplo que muestra la distinta vara de medir, la ingratitud y la abismal diferencia entre uno y otro, en cuestión de buena o mala conciencia. No dudo, ni por un momento, que si encuentran las “piedras” con las que lapidarme, no faltarán voluntariosas manos para lanzarlas y aporrearme hasta matarme literalmente.
Lo del anterior regidor era previsible, aunque no lo esperaba, ni consideré posible. Del nuevo Alcalde me espero cualquier cosa, pues ya voy descubriendo como las gasta, su obsesión en hundirme a toda costa, su ansia de venganza y su animadversión en mi contra.
Reconozco que soy temerario en exceso y que cada día que pasa, con cada cosa que digo o en cada palabra que escribo, soy un osado imprudente, pues a poco que me descuide o despiste me darán una silenciadora pedrada en la frente.
A dos cosas me aferro, como a un salvavidas se agarra el naufrago, a la buena conciencia primero y, después, a la seguridad de haber gobernado, en todo momento, bajo el consejo y asesoramiento legal de un magistral Secretario Municipal, en el estricto marco de la legalidad. No dudo que esta sea la mejor defensa y escudo o que fuera acertado guiarme por un profesional cualificado, eficaz, legalista y espabilado, para no amontoner “piedras” con las que ahora ser lapidado.
CUDADO NO SE VAYA A QUEMAR EL PAJARILLO EN LAS BRASAS.
ResponderEliminarjj ya estas responsabilizando a tu exsecretario de lo que pudiera pasar . Madre del cordero y eso que todavia no se ha destapado casi nada.
ResponderEliminarTe veo diciendo "yo no he sido" "yo no he sido"