DERROCHES.

Ahora lo empiezo a entender con más nitidez, aunque, para ser totalmente sincero, en realidad hace tiempo que me temía que iba a suceder. El Alcalde tiene que cumplir con lo prometido y pagar, poco a poco, los réditos del incondicional apoyo de algunos controvertidos “amigos” y adeptos. Aunque datos me faltan para corroborar lo que sospecho y, por tanto, asegurarlo no puedo, creo que D. Miguel Ortiz es ya un nuevo empleado del Ayuntamiento. No tengo claro si su puesto es el de un asesor de medio ambiente, más bien será de “medio pelo”, o si el nuevo empleado es el repuesto propuesto, en este inoportuno momento, para dejar sin el sustento del sueldo a Paquillo, el electricista y fontanero chavero. Este es un buen premio, cargado de humanidad, solidaridad y nobleza, que recibe en el peor momento, al despedido me refiero, no al que le quitó el puesto, con el nacimiento de su segundo hijo, la inminente operación de su mano, la prolongada rehabilitación y los lógicos problemas trabajar en tal situación o con la delicada salud de la hija, la que nació primero, cuya dolencia crónica precisa mucha atención y dinero.

Que no me vengan con remilgos o pretensiones de esta caprichosa y selectiva “democracia real”. Como muestra sirve este sangrante ejemplo y, con semejante muestra es evidente y a la vista queda que en todo este manido discurso que emplean hay muchas folias, banalidad, vació y muy poca verdad.

Lo que en realidad me preocupa y me causa perplejidad, es constatar cómo piensan pagar tantos sueldos, no solo los ya establecidos, que en la situación actual ya era necesario recortar o las nóminas y remuneraciones económicas de las dedicaciones exclusivas de los Concejales, me refiero a los nuevos sueldos de asesores, auxiliares de ayuda a domicilio o monitores.

Es literalmente imposible y objetivamente insostenible tal ritmo de gasto en personal, el Ayuntamiento de Castril no puede hacer frente a ese volumen de nóminas y los consiguientes gastos de seguridad social. Me parece una auténtica barbaridad y una temeraria insensatez, máxime cuando todos sabemos que en este preciso momento estamos obligados a recortar drásticamente los gastos y gobernar con mucha prudencia. Cualquier Gobierno Local del país y todos los responsables políticos, del primero al último, estamos llamados y obligados a afrontar la difícil situación económica que nos afecta a todos y que no tiene visos de mejorar en los próximos años, por eso no se puede entender este frenético ritmo de gasto, que, mucho me temo, nos conduce sin remedio a la quiebra del Ayuntamiento.

No estaría mal que esta “democracia real” y el cacareado compromiso de transparencia total del “cuatripartito” que ostenta el Gobierno Local, ofreciera a los vecinos y también a la oposición municipal, aunque sea en otra sesuda entrevista en el blog que le marca el camino y le indica como gobernar, que diera, insisto, detalladas explicaciones y constatables e incontestables datos de cuanto se refiere a la gestión realizada respecto a contratos laborales, asesoramientos y asesores pagados, nuevos empleados, reflejo y justificación en el presupuesto y, en la grave situación actual, cómo se plantea, pronostica o prevé pagar, sin llevar a la ruina la Consistorio, hundirlo y quebrar.

Ya conozco la respuesta que servirá como excusa para evitar rendir cuentas, ofrecer datos o explicar la situación real y hacerlo de verdad. El recurso fácil es y será destacar mis errores, los que son constatables o los falsos de los que ellos me quieren responsabilizar. Lo cierto es que los tiempos no son los mismos, como tampoco es semejante la situación económica actual, ni durante nuestra etapa de gobierno municipal nos atenazaba y constreñía la grave crisis que hoy nos toca gestionar y superar. Por eso, el recurso fácil y cómodo de culpar al que gobernó antes, no parece oportuno. Tampoco, visto lo visto, parece que el Ayuntamiento estuviera tan mal de dinero, a juzgar por el ritmo del gasto, que se "tira con pólvora de rey” y no se ha reparado en gastar o, pudiera ser, en derrochar. Se me acusa de manera incesante y cansinamente se insiste, en que el adalid del derroche era yo, puede ser que en mi gestión la austeridad no fuera un rasgo destacable o preeminente, quizás será por eso que hoy no gobierno y gobierna otra gente. Pero sucede que no es convincente o procedente, repetir los errores que se reprocharon y censuraron al Alcalde saliente.

Moraleja; Que a todo hay quien gane, es evidente, irrebatible parece que tropezamos en la misma piedra y lo hacemos, irremediablemente, siempre. Por eso el Alcalde, el que gobierna, no el precedente,debería tener todo esto presente y, de paso, ser consciente y consecuente.