Dicen que la muerte abre la puerta de la fama y cierra la de la envidia, será por eso que al muerto se le dedican todo tipo de elogios, los mismos que se le negaron en vida con reproches y enojos. Quizás sea por el meollo, vulgar, tópico y obvio, que alivia y reconforta a los que velan al protagonista del duelo y que avisa con acierto que “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”. A los muertos, aquellos que cuando vivos eran odiados, denostados y perversos, los gusanos de la muerte que pudre sus cuerpos, se metamorfosean en mariposas bellísimas de elogios y buenos recuerdos.
Estos días se prestan a pensar en la muerte y recordar a los muertos, aunque en realidad lo que importa es hacer las cosas en vida, respetar y honrar a los vivos y no dejar para los muertos las buenas palabras y el honor que se nos niega mientras vivimos.
Fijaos si seré estúpido, iluso y atolondrado, que llegado el trance de mi muerte y pensando en las pompas fúnebres al finado, no quisiera tener a mi lado, junto a mis restos mortales, familiares y allegado, a quienes en vida tanto me han odiado y que, ante mi muerte, pretendieran lavar su conciencia y ofrecerme el respeto que cuando coleaba vivo me negaron.
No eres atonlodrado, eres ademas un gran gilipollas de bandera JJMar.
ResponderEliminareres lo peor de castril iluso
ResponderEliminarque has fumado hoy?
ResponderEliminar