ECOS DE SOCIEDAD

Iba guapo el Alcalde, desde luego tiene más presencia y empaque que yo, con un elegante traje, una vistosa corbata y su reluciente Bastón. No lo digo de broma, ni en mis palabras hay sorna o tono burlón. Al menos, eso me ha parecido, al verlo desde mi indiscreto y privilegiado balcón.
He visto a “Bisbal” portando el nuevo estandarte y siguiendo, con Antonia y Amparo, el ritmo del redoble de los palillos y del tambor. Eva Carrasco iba con un acertado atuendo, de riguroso negro, con blanca mantilla y peineta en su recogido pelo. También he asistido perplejo a como Maribel (no la folclórica dueña de Cantora, sino la ilustre concejala agricultora) se aferraba a la cruz del Cristo del Consuelo, con su habitual simpatía y gracejo, sobresalía en tan concurrido cortejo.
Tiene lógico sentido el empeño, esa es la forma de darse a conocer y dejarse notar en el pueblo. Digo esto como apunte somero o como reseña frívola o eco de “sociedad”, no como crítica, burla, reproche o con intencionada maldad.
Es lo que tiene vivir en una casa con tanto balcón, que uno acaba convertido en obligado voyeur o involuntario fisgón.
El Alcalde es guapetón y buen mozo, espigado, fornido y un proporcionado hombretón, nada que ver conmigo, que aunque de seda me vista, no dejo de ser un enano y rechoncho tapón.
Si, como es el caso, no estuviera casado y siendo tan resultón, no le faltarían pretendientes y enamoradas que le rondaran bajo su balcón, dispuestas a disputarse, sin contemplaciones, el favor de su corazón.
Es broma, quede claro y que no conduzca a error. No que sea un hombre apuesto, me refiero a lo de los pretendientes supuestos. Le doy tantos palos con mi verborrea inmisericorde, que hoy le toca una “flor” o piropo, para que vea que puedo ser tan almibarado, condescendiente y “dulce”, como cruel, incisivo o borde.


Aquí acaba esta sección, con tufo y tono de prensa amarilla o rosa color, soy consciente del dudoso valor de tan frívola, fútil, trivial y banal información.