YO NO ENCHUFÉ A NADIE

El listado para trabajar en el paro es como un árbol frutal de una caprichosa especie silvestre, que da “cerezas” en octubre, noviembre y diciembre.

Y es que, para trabajar en el paro con tanta asiduidad, debe ayudar mucho ir con el Alcalde en su lista electoral.

Como fruto de este árbol y muestra, está la “cereza”. Pues no estoy seguro de si es la segunda o la tercera vez que alguna trabaja, puede que no haya otra gente en el paro o que la lista se repite y no avanza.

No es lo mismo acusar y denunciar a otro por un supuesto abuso de enchufismo, que mirar para otro lado cuando uno multiplica ese “defecto” por cinco.

Desde luego, este Alcalde no está legitimado para hablar de enchufados o de contratos pactados, sobre todo, si tenemos en cuenta el ejemplo mostrado a diario.

Ahora que cada día asistimos perplejos y somos boquiabiertos testigos, de cómo se pagan favores políticos con contratos o beneficios y de cómo se margina a los enemigos, ya sean presuntos, imaginados o pretendidos, me doy cuenta de que, aunque a mí me cuelguen el sambenito, en mi etapa de Alcalde no se aplicaba, como ahora sucede, un criterio tan arbitrario, particular y selectivo.

Como muestra de lo que digo, no hay nada más que repasar la lista de empleadas que contraté como auxiliares de Ayuda a Domicilio, pues es bien sabido y en algunos casos me ha sorprendido, que es evidente que también contraté al “enemigo”.

Como conozco bien a los funcionarios del Ayuntamiento, igual que al personal laboral municipal, me cuesta creer que todo esto ocurra o se haga por su propia iniciativa y que sea culpa suya.

Me inclino a pensar, a riesgo de poderme equivocar, que esta injusta y caprichosa manera de contratar, es una más de las inconsistencias de la “democracia real” con que nos gobierna el Alcalde, sin olvidar que lo hace con la aquiescencia y complicidad del Equipo de Gobierno Municipal.

Y si este Alcalde es una experimentada autoridad, en lo que se refiere a la arbitrariedad y el favoritismo para contratar, también es un desastre total, a la hora de despedir, echar a calle e impedir trabajar, a algún empleado municipal.

Tarde o temprano se aclarará y todo el pueblo sabrá, lo mucho que costará al erario municipal, el capricho del Alcalde y sus feos modales, para despedir a empleados municipales, vulnerando sus derechos laborales.

Quede claro que sé de lo que hablo y también tengo hasta el último dato, con el que lo que digo contrasto y constato.

En referencia al caso citado, me cuesta creer y estoy asombrado, de lo que me cuenta el abogado del empleado afectado. No veo en ese papel amoral a esa Concejal, ni puedo entender y me cuesta creer, que haya sido capaz de amenazar al abogado con represaliar a este trabajador municipal, si la justicia le da la razón y el Ayuntamiento es condenado a readmitirlo o si ha de ser indemnizado.

Como democrático, esto, desde luego, no es precisamente un ejemplo claro, más bien, es la dictadura de una venganza cruel y cruda, o, será, quizás, otra muestra de la indignidad de esta cacareada y vacía “democracia real”.