AHOGAROS EN MI PROPIA MIERDA

No sé qué es lo que pasa esta mañana, pero en el ambiente se masca la peste. Para ser más explícitos y no andarse por las ramas, huele tanto a “mierda” o agua estancada, que tira de espalda. Pudiera ser motivado por que alguien se hubiera olvidado de mantener el bombeo de las aguas fecales y del buen estado del alcantarillado o, quizás, podría pasar, que no funcione la EDAR.

Sea como fuere, en la calle hay un hedor a cloaca que no se puede aguantar y cabe resaltar que tal pestilencia insoportable, desagradable y lamentable, que nos toca respirar, es novedosa y que antes nunca ocurrió algo similar.

Me imagino que esto podría ser, o será, la principal consecuencia de despedir al que mantenía la EDAR y cambiarlo por un ocioso asesor medioambiental, el mismo que no tiene empacho en vocear que él solito sacó varios camiones de mierda del depósito de agua potable que abastece a la vecindad.

Lo que sea, para justificar que hay que privatizar un servicio municipal tan importante, ya sea porque el agua da cáncer y los depósitos están repletos de mierda o porque es pésimo el servicio municipal que ahora se presta, el aire apesta y no funciona la EDAR.

Pero ojo a la excusa para justificar este desastre y la manifiesta inutilidad. Los problemas que padece el servicio de agua potable o fecal, no obedecen a una mala gestión o al evidente abandono en que está, todo es culpa de una conspiración, complot o malintencionado plan, orquestados para sabotear el trabajo de este “aplicado” asesor medioambiental, del Alcalde y de su Equipo de Gobierno Local. El caso es cargar en lomos ajenos, aquello que es de su única y obligada responsabilidad.

Castril no se merece vivir ahogado en esta peste, ni se puede aguantar más masticar este hedor ambiental, causado, mucho me temo, por un mal funcionamiento de la EDAR o de la deficiente depuración de aguas fecales y del tratamiento de su ciclo integral.

Menos idas, venidas y vueltas, menos aparentar y pasearse, arriba y abajo, con la agenda bajo el sobaco. Menos hablar y más trabajar, menos acusar a otros de conspirar para tapar su propia inutilidad. Más doblar la raspa y sudar la camiseta para ganar, de forma honesta, las perras del sueldo que cobra como asesor ambiental.

Sólo espero que esto sea algo temporal y que cuanto antes respiremos al aire puro y limpio que ahora, con esta peste a caca de cloaca, es irrespirable y no se puede aguantar.