De entre las muchas sentencias que se extraen de nuestras propias experiencias, hay una de indudable vigencia; en la vida no hay premio, ni castigo, hay consecuencias.
Por eso, como escribiera Ionesco, sí uno describe un redondel y lo acaricia en exceso, al final se tornará en un círculo vicioso, torpe y cruel. No hay virtud o premio en el vicio y sí será castigado el que se cierra en el círculo cerrado de un gobierno viciado.
Bobo, inepto Etc. piérdete
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