Ahora que me inclino por renunciar a mi acta de Concejal, me siento más libre para opinar, por eso y recordando aquel insistente sonsonete de José María Aznar, a este Alcalde diré; “Váyase a Huéscar, señor Pérez, váyase ya” y deje que otro más capacitado que usted pueda gobernar.
Por mi parte y como diría Napoleón Bonaparte, pienso que el hecho de triunfar no consiste en vencer siempre, sino en no desanimarse. De modo que me puedo caer, me puedo herir, puedo quebrarme, pero con eso no desaparecerá mi fuerza de voluntad. Es lo que afirmaba Teresa de Calcuta con su sabiduría y santidad.
Liderar no es mandar sin más, es saber servir y dirigir con sensatez a los demás, si no, el poder es como una bomba: o se maneja con cuidado, o te estalla en la cara y explota.
Un buen Alcalde es aquel que estimula a los demás a que le digan lo que necesita saber, no lo que quiere escuchar. Un buen gestor es el que, para gestionar, se deja guiar por el criterio y consejo del que sabe más, o sea, que un buen Alcalde nunca prescinde de los servicios y asesoramiento legal de un buen Secretario Municipal. Aunque esta premisa soporta y conlleva algo bastante acertado o, para este Alcalde en concreto, un inconveniente muy claro y es que un Secretario sensato impide que uno pueda hacer de su capa y sayo.
Lo que este Alcalde dice, lo que hace, y lo que dice que hace, son cosas completamente diferentes y, en todo caso, un completo disparate.
Cualquiera puede gobernar un barco, pero, en realidad, lo importante es saber trazar una ruta, tener un destino claro y navegar hacia una meta sin hundirse o ser arrastrado a un naufragio. Mal capitán es aquel que conduce a su barco a la quiebra o lo precipita al abismo de un futuro incierto y cruel, creyéndose un gran timonel.
Y como parece que a este Alcalde le jode una barbaridad que los empleados municipales guarden un buen recuerdo de mi, me traten con deferencia y no renieguen de mi amistad, para acabar le diré, que sólo el que manda con respeto y amabilidad es servido con fidelidad. Eso no quita o pone en duda, la observancia del deber de sigilo de un funcionario o trabajador municipal, ni por eso se merma o cuestiona su profesionalidad.
Lo que en realidad le pasa a este Alcalde y le impide avanzar, es que es pusilánime y le lastra su inseguridad, la triste verdad es que no es de fiar aquel que no se fía de nadie y confianza no ofrece aquel que en nadie es capaz de confiar.
Pero no serás tu JJMar, el otro personaje cualificado para ocupar el puesto, no te das cuenta que no te quiere ni el Cirolo ese que dices, hombre a caso quieres algún pisito mas en Granada o villa en Italia, o cortijo en Santa María. Mira si te dejan en el Ayuntamiento aunque sea por descuido, te llevas hasta las escrituras, así que por favor mirar bien antes de cerrar la puerta que no se quede dentro.
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